miércoles, 28 de mayo de 2014

Summer roadtrip.


Intenté que esta entrada no fuera tan larga, pero no puedo resumir tanto lo que vivimos en esta semana. Como lo he dicho varias veces, para mí viajar con una persona es concerla a fondo. Pero esta vez llegamos a la conclusión de que además de conocernos, los viajes nos unen más

Esta vez tuve la oportunidad de recorrer algunas playas con un grupo de amigas a las que quiero mucho. Después de quedarnos atascadas algunas horas en la carretera, pudimos llegar sanas y salvas. Fue un viaje con mucha buena vibra, sin problemas que causaran algún tipo de conflicto que nos hiciera regresar pronto a casa. Aquí les comparto algunos momentos que sucedieron dentro de esos seis días.










Podría decir que pocas veces he tenido este sentimiento de estar en un lugar nuevo y que sea tan... lleno de tanto. Un día decidimos ir a visitar las Islas Marietas, un lugar que sólo había visto en paneles de Pinterest y que honestamente, no sabía que estaba en México (totalmente mi culpa). Después de ver tantas fotografías increíbles de este lugar, tenía expectativas muy altas de lo que podría ser y sin embargo, ninguna fotografía le hace justicia. O como dije ese día, es el mero paraíso.

Katia manejó alrededor de cuarenta minutos para poder llegar. Cuando entramos a Punta Mita, nos recibió un hombre que se hacía llamar Nene Almejo. Nos explicó el recorrido y se ofreció a llevarnos por 250 pesos. Sin duda fueron los 250 pesos mejor utilizados en todo mi viaje, ya que nos regaló una sesión de fotografías gratis y unas horas de snorkel donde los piquetes de "yuyos" y otros bichitos de mar también eran de cortesía. Nene Almejo debería ser fotógrafo y no guía turístico. 

La familia con la que nos tocó compartir esta experiencia.


  



Sirsasana II con variación en las piernas.
Soy la única que no supo brincar.

Intento número dos.








Playas Gemelas


Otros días decidimos hacer algo más tranquilo, y aunque ya conocía esta playa no la disfruté tanto como esta vez.
Entre varios condominios y hoteles, se puede bajar por una escalera que parece que proviene de la selva lacandona. Aquí sólo encuentras un árbol que funciona como sombra y una roca gigante. No hay música que provenga de elegantes beach clubs, ruido de automóviles o restos de basura en la arena. 
Acompañadas de un set de cartas y revistas, latas de atún, bocinas con canciones de los 90's, mucho bloqueador solar y una especie de casa de campaña pudimos descansar después de semanas de finales en la escuela. Es de esos momentos donde, a pesar de estar en un lugar en medio de la nada, te sientes completa.





En estos seis días hubo de todo. Un cumpleaños, una botella de tequila sin terminar, mucho calor, diferentes tipos de bronceado de todas las formas de bikinis existentes, juegos en pedazos de papel, sábanas llenas de arena, etc. Pero con lo que más me quedo de toda esta experiencia es la ironía de conocer aún más a las personas cercanas a mí. Como si nunca pudiera llegar a conocerlas del todo. Conocerlas más y conocer gente nueva. Me quedo con eso, lo especial que tiene cada persona y lo que las hace tan... ellas.