jueves, 9 de enero de 2014

Cuenta regresiva.


Qué extraño. 

Me resulta extremadamente fascinante que todo puede cambiar en cuestión de segundos. El surgimiento de una idea, un movimiento o un gesto que indique un sentimiento puede cambiar el rumbo de una situación. A veces pienso que pasa lo mismo con los años. Cuentas en forma regresiva mientras te atragantas con semillas... y adiós. A empezar de nuevo.

Si todo sale bien, siempre tendrás esa oportunidad de reflexionar y aceptar. Y es ahí donde me doy cuenta de que así como es una cuenta regresiva en un día especial, siempre se puede empezar de nuevo. No tiene que ser un 31 de Diciembre para aceptar errores o pedir perdón. Todos los días pueden ser como el primer día de un nuevo año.

Una vez mi mamá me dijo que no importa cuánto tiempo convivas con una persona, no la conoces tan bien hasta cuando viajan juntos. Soy ese tipo de persona que necesita espacio personal, momentos donde pueda estar sola y pensar en cosas extrañas como siempre lo hago. Sin embargo, cuando me encuentro con personas tan especiales, prefiero emplear ese tiempo en convivir y conocer mientras observo.

Después de un viaje de doce días en los que hubo desde sol hasta copos de nieve (literal), regreso a mi espacio con muchas cosas nuevas como la importancia de la familia y la paciencia, disfrutar de la tranquilidad y el adaptarse a nuevos entornos, experimentar con nuevas y diferentes formas de ver la vida.

Técnicamente, siempre veía desde una perspectiva 18-135. Y honestamente, había olvidado lo interesante que puede ser el cambiar y aceptar algo nuevo. Mi novio me ha ayudado a eso. Y, técnicamente hablando, me da el macro y el holga que necesitaba. 

Estas fotos son un pedacito de lo que pasamos en estos días.